Voluntariado en la residencia de mayores Justo Dorado: “Les hacemos su estancia aquí más acogedora”

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Antonia tira el dado con energía. Seis. Mira el tablero con determinación y le dice a Aarón con voz divertida, “con esta ficha te como” y suelta una carcajada. El joven mueve la cabeza con resignación, “el parchís no es lo mío, vaya paliza que me estáis dando”. Sonríe y traslada la ficha recién comida a su casa.

Raúl y Aaron son voluntarios en la residencia de mayores Justo Dorado. Vienen todos los viernes de 11 a 12 de la mañana para acompañar a los residentes. Hoy están jugando al parchís con Antonia y César. Los dos mayores ganan con diferencia a los colegiales del Pío XII. Mientras tiran el dado y mueven las fichas, charlan sobre su vida. “¿Y usted a qué se dedicaba, César?”, pregunta Aarón con curiosidad. “Yo era profesor de instituto”.

Juegos, charlas y paseos en el parque

Así, entre juegos y charlas, pasan un buen rato, se entretienen y los cuatro salen de sus rutinas. “Me siento muy cómodo cuando vengo aquí, es un ambiente muy distinto, con personas mayores que no tratas todos los días, personas con mucha experiencia”, reflexiona Raúl. “Estamos muy agradecidos a los voluntarios, son gente joven que dedican un tiempo de su vida a acompañar a personas mayores con las que no tienen ningún vínculo, es muy bonito”, asegura Miguel Pajares, director de la residencia Justo Dorado. “Son una gran ayuda, a nosotros el día a día nos come y a veces es difícil sacar tiempo de escucha y atención. Ese rato de ocio con los voluntarios les viene muy bien”, añade. “Los jóvenes son muy majos y agradables, se puede estar con ellos y charlar tranquilamente. Está bien conocer a gente nueva”, explica César, el residente que ha jugado con ellos al parchís.

Raúl y Aaron aprovechan los últimos quince minutos de la hora de voluntariado para pasear a mayores con dificultades de movilidad. Hoy el tiempo acompaña y sacan al parque a varias personas en sillas de ruedas con la ayuda de Amy, una de las fisioterapeutas. Mover las sillas no es fácil, pero Raúl y Aaron ya tienen cierta experiencia. Dan unas vueltas por el parque y luego se sientan en un banco, a la sombra, porque hace bastante calor. “Dar un paseo les hace muy felices. A veces tienen problemas para comunicarse, pero simplemente verles la cara y la sonrisa ya es más que una respuesta”, asegura Miguel Pajares.

Actividades de voluntariado

El voluntariado es una de las actividades de solidaridad y fe del Colegio Mayor Universitario Pío XII. Los colegiales suelen hacer una media de cinco voluntariados durante el curso para ayudar en instituciones y organizaciones cercanas al Mayor. Las realizan en comedores, en hospitales, residencias y con distintos colectivos como niños, ancianos o personas en riesgo de exclusión social. Los colegiales también pueden apuntarse a otras actividades; conferencias, deportes, formación y ocio y cultura.