Nuevos tiempos modernos

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Ganador del concurso de artículos Pío XII 2014/2015

Nos ha tocado vivir unos tiempos de constante cambio, todo está en movimiento, nada para nunca de girar. Parece que cada día se inventa algo nuevo, el “progreso” no solo no se detiene, sino que continúa, aparentemente incansable, con su esprin.

Encienda su televisor, conéctese a Internet con su portátil, smartphone o tableta, comprobará fácilmente que no le miento, algo nuevo que no conocía aparecerá ante sus ojos inundando la pantalla de su aparato. Nos hemos acostumbrado al incansable martilleo de las nuevas ideas, golpeando nuestro día a día sin fatiga alguna. Ya no nos sorprende una nueva vacuna o medicina, no nos asombramos con los nuevos gatgets, sea cual sea su función o utilidad. Hemos aceptado esa innovación como algo cultural, algo inherente al alma del hombre moderno. Es rutina, el siguiente escalón en la realidad consumista que mueve el mundo de hoy. Ideamos, inventamos, creamos más cosas para tener más opciones de consumo, para poder poseer más y más cosas. Se pierde la perspectiva de la utilidad del objeto que nace, simplemente queremos que haya más, lo necesitemos o no.

Nos hemos rodeado de tantos nuevos aparatos que nos vemos desbordados, desconocemos lo que vemos u oímos. ¿A caso conoce usted el funcionamiento del televisor que descansa en su salón? Meta la mano en su bolsillo, saque su teléfono móvil y enciéndalo. ¿Podría decirme como funciona? Si es capaz, le doy mi más sentida enhorabuena, pero a la mayoría de los mortales estos conocimientos se nos escapan mientras tecleamos. Nos hemos vuelto ignorantes respecto al mundo que hemos creado, lo consumimos, lo utilizamos, dependemos de él, pero no lo comprendemos ¿Acaso nos hemos vuelto estúpidos? ¿Esta asimilación de que no comprendemos lo que nos rodea, nos hace acaso más dóciles frente a lo establecido? ¿Es ahora más complicado plantearse los problemas?

Nos hemos vuelto impacientes, no guardamos los tiempos, no soportamos estar aburridos. Caminamos escuchando música, estamos con el móvil mientras esperamos el autobús o el metro. Pero no solo le damos ese tiempo, es nuestro copiloto en los semáforos, un comensal más a la mesa, el que nos da las buenas noches y los buenos días. Un amigo más, uno más de la familia. Ya pasó cuando se inventó la televisión, solo que esta no podía caminar junto a nosotros, como ahora sus nuevos hermanos sí son capaces de hacerlo. Queremos que todo pase ahora, no tener que esperar, aunque el resultado no sea tan bueno como podría serlo.

Le regalamos nuestro tiempo para que nos evite aburrirnos, que nos evite la necesidad de pensar, de plantearnos las cosas, para que el tiempo pase rápido y sin esfuerzo. Para que el tiempo fluya sin obstáculos. Malgastamos el tiempo para no tener que usarlo.

Una nueva adicción.

Julio Martínez Sarabia
Concurso de artículos Pío XII – 2014/2015
Ganador