Charla con Mari Mar Blanco sobre su hermano, Miguel Ángel Blanco, un símbolo de la lucha contra ETA
¿Quién no se acuerda de lo que estaba haciendo cuando anunciaron el secuestro de Miguel Ángel Blanco? ¿Quién no se pintó las manos de blanco y gritó “libertad, sin ira libertad” en una manifestación de su pueblo o ciudad?
Aquel joven vasco de 29 años secuestrado durante 48 horas por ETA, con la amenaza de su asesinato si el gobierno no cedía al chantaje de acercar los presos etarras al País Vasco, se convirtió en un símbolo de la lucha contra ETA, de libertad y de unidad del pueblo español.
Mari Mar Blanco, su hermana, charló con los colegiales sobre aquellos angustiosos días de julio de 1997 que terminaron de la peor manera posible, con el asesinato de su hermano por parte de ETA. En el encuentro, junto a ella estuvo Cristina Cuesta, directora de la Fundación Miguel Ángel Blanco, e hija de Enrique Cuesta, delegado de Telefónica en Guipúzcoa, asesinado por ETA en 1982.
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Un joven que tocaba la batería y le encantaba el fútbol
Mari Mar contó la historia de su hermano. Se afilió al Partido Popular en 1993, se presentó a las elecciones municipales por Ermua en 1995 y salió elegido. En el municipio, llevaba todos los temas relacionados con juventud y deporte. “Hacía su vida como cualquier otro joven, le encantaba tocar la batería y el fútbol”, recordaba Mari Mar. Aquel 11 de julio de 1997 por la tarde, Miguel Ángel no llegó a su puesto de trabajo. ETA le había secuestrado con sentencia de muerte: le asesinaría a las 48 horas. Las manifestaciones, pidiendo su liberación, fueron multitudinarias en todo el país, incluso en Navarra y el País Vasco. “La gente se movilizó porque por primera vez nadie, ni siquiera en el País Vasco, buscó una justificación a ese secuestro como otras veces, que se echaba la culpa a la víctima porque era policía, un chivato, o cualquier otra excusa…Todo el mundo vio la inocencia de un joven de 29 años que no había hecho nada y la sociedad española con una democracia asentada no podía permitir esa pena de muerte”, analizaba Mari Mar. “Fue una explosión de unidad como no hubo antes y como no ha habido después”.
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La sociedad española cambió con el asesinato de Miguel Ángel Blanco. “Los españoles y los vascos perdimos el miedo a ETA. Hubo un clamor de la sociedad, unidad y firmeza contra el terrorismo. Lo que se denominó el espíritu de Ermua”, explicaba Mari Mar.
Tanto Cristina Cuesta como Mari Mar Blanco insistieron en la importancia de que los jóvenes conozcan la existencia del terrorismo de ETA y su sangrienta historia que dejó 856 víctimas mortales y 3.000 heridos. “Es vuestra historia y es paradójico que tengáis tan poca información”, reflexionó Cristina Cuesta. “En la Fundación Miguel Ángel Blanco tenemos cuatro principios: memoria, justicia, porque hay más de 300 crímenes que todavía no están resueltos, verdad y dignidad”. Para cerrar el encuentro, los colegiales pudieron preguntar sus dudas e inquietudes a Mari Mar y Cristina Cuesta.
La charla forma parte del ciclo anual de conferencias Fernando Buesa, ex colegial del Pío XII, asesinado por ETA en el año 2000, siendo portavoz del grupo parlamentario en el parlamento vasco.
ETA asesinó por última vez en 2010 a un gendarme francés y anunció el cese definitivo de su actividad armada en 2011. El 3 de mayo de 2018, anunció su disolución.